lunes, 22 de septiembre de 2008

EL OLIVO, árbol monumental más antiguo de Enguera.



Con una antigüedad estimada en 1200 años, es un árbol de características especiales, tanto por su situación, como por su grandeza.


La denominación de “Árboles Monumentales” no es un simple capricho. Son los seres vivos más viejos del planeta. Representan un patrimonio natural y cultural, apegado a la Historia, la cultura, las tradiciones, testigos mudos de la vida. De belleza y valor incalculable, no están recibiendo las atenciones que serían necesarias. No obstante, la puesta en marcha de una Ley de Protección y Conservación de estos seres, nos da un halo de esperanza en su pervivencia.
Estos árboles han sido punto de encuentro, refugio, de orientación en cruces de caminos y sombra para el ganado en días de calor. No se les da el calificativo de “monumentales” sólo por su tamaño, en este aspecto se tiene en cuenta la altura, la forma, la belleza, su edad, la especie; todo es un conjunto. Si tenemos en cuenta que hasta hace poco se les prestaba una mínima atención, y sumamos, también, las no pocas plagas, incendios, su uso para la fabricación de muebles (dado el tamaño), la mala gestión del suelo urbano, podas mal hechas, caídas de rayos, poco se sabía de los árboles monumentales. Algunas especies como el Almez o el Alcornoque se han salvado de estos daños, debido al uso de los mismos en la elaboración de bastones o corcho, gracias a las posibilidades que se derivaban de su uso compatible con la conservación y la economía.
Enguera cuenta con un discreto, pero de indudable calidad, catálogo de “Árboles Monumentales”:
- La carrasca de la Perereta (200 años y una altura de 1’32m.)
- La Carrasca del Borch (200 años y 9’8m. de altura)
- El Almez de Villaseca (unos 70 años y 14’1m.)
- El Pino Romo (100 años y 16’9 de alto)
- El Madroño del Charral (de 6’15 m.)
- El Pino Arcona (26’08m. y 130 años)
- El Chopo Blanco o Álamo (22’1m.)
- El Pino Rodeno (17m. de altura)
- El Pino Piñonero (120 años y 19’5m.)
- El Pino de la Era (14’1m.)
- El Olivo de la Plaza de las Palmeras (6’25m.)
Todos ellos se encuentran en más o menos buen estado, dependiendo de la zona en la que están situados, y de los daños que han recibido a lo largo de su vida; pero están vivos, cerca de los enguerinos, cada vez más preocupados por su mantenimiento y supervivencia. Pero si hemos de hablar de árboles, no podemos de dejar atrás uno de los más emblemáticos y simbólicos de esta población: es El Olivo.
El Olivo, situado en un “ribazo”, entre dos calzadas, en un camino que bordea el Campo de Fútbol Municipal de Enguera; tiene una antigüedad calculada en unos 1200 años. Sus raíces bajan de una calzada a otra, formando una cavidad en su tronco a modo de cueva; por lo que corre más riesgo de contraer hongos y otras enfermedades. A pesar del buen estado de conservación, necesitaría un estudio pormenorizado en caso de intervención en él. Según datos del año 2000 (publicados por ADENE) este árbol se caracteriza por tener:
- Perímetro basal: 8’70m.
- Diámetro basal: 2’77m.
- Perímetro de altura 1’30: 6’30m.
- Diámetro de altura 1’30: 2m.
- Altura: 6’21m.
- Diámetro medio de copa: 6’10m.
- Estimación de superficie cubierta por la copa: 29’2m.
A principios del siglo XX, el cultivo cambia de forma radical en Enguera. Las vides de antaño se ven afectadas por la epidemia de filoxera que afecta a gran parte de la península a finales del siglo XIX, empobreciendo muchas de sus regiones. Los viñedos, entonces abundantes, por la gran demanda del caldo, crecen de manera desmesurada, obligando a traer cepas importadas de América, que portan el temido mal. A pesar de una cierta recuperación de esta crisis, se va reduciendo su producción y se hace más selectiva, en cuanto a vides y zonas de cultivo. En esta situación, los olivos que se plantaban a modo de separadores de heredades y propiedades, en ribazos y calzadas; pasan a suplir, con las escasas cosechas que se obtenían de ellos, la escasez de ingresos que provocó esta epidemia. Se empiezan a arrancar las vides dañadas y a cambiarlas por plantones de olivos que, a la larga, han dado fama a esta villa enguerina. Los olivos, poco cultivados en la zona levantina, pasan a ser uno más en este paisaje tan peculiar. Árboles como los antes descritos se mezclan con este olivo milenario que, aunque no está en producción, se conserva y pasa a ser catalogado como “Monumental” por ser un ejemplar único en este término.
Así pues, la Consellería de Agricultura concede ayudas a los propietarios de olivos milenarios, con el fin de evitar su tala o arrancado, ya que se ha abierto un “mercado” de libre peaje para la venta de estos ejemplares que adornaran jardines y propiedades privadas, cotizándose a precios muy elevados. Los bajos ingresos de los agricultores han llevado, en más de un caso, a la venta de estos olivos, con las graves consecuencias para algunos al ser arrancados de la tierra que es su “casa”; pero permitiendo a estos hacer frente a las deudas contraídas. Con la denominación de “Árbol Monumental” se puede proteger a muchos de estos ejemplares, evitando que se utilicen en un libre-mercado que acaba en extinción. Al igual que recuperamos nuestro patrimonio cultural, artístico y arquitectónico, el Olivo es un árbol característico de esta población, en el que también se reflejan la historia y las tradiciones de Enguera.