Enguera siempre ha sido para mi algo muy especial. Desde mi llegada a esta población, surgió un engranaje que me ató para siempre a ella. Es algo invisible que nunca he logrado romper…Últimamente, pienso si merece la pena.
Lo idílico de la población a la que llegué siendo una niña está desapareciendo. Ahora que tenemos contenedores de todo tipo, dejamos la basura al lado de ellos en lugar de dentro. Incluso si podemos, vaciamos el contenido en él, así nos ahorramos una bolsa. Vaciamos el cenicero de nuestro coche en las aceras, llenando de colillas la misma, dejándolas al alcance de cualquier niño. Tiramos escupitajos, pañuelos de papel, bolsas de snacks, paquetes de tabaco, clips, compresas, algún que otro preservativo por los rincones más oscuros de nuestros barrios…Luego, fácilmente nos quejamos de que Enguera no está limpia.
¿Ecologistas?, claro que lo somos. Por eso nos dedicamos a destrozar los árboles y plantas de nuestros parques y jardines, llenándolos de basuras y botes de bebida vacíos. Eso sí, no necesitamos de sus aromas… Estos mismos parques huelen más a servicios públicos que a sitios con naturaleza real. Hagan la prueba.
Nos encanta la fiesta, cualquier fiesta…para después, dejar nuestras más pobres micciones o regurgitaciones estomacales en la puerta de cualquier vecino, porque por increíble que parezca…en esos momentos están ocupados todos los servicios de los distintos pubs y bares que tenemos en la zona de ocio... ¡Caray, que casualidad! Lo curioso es que sucede semana tras semana.
Después tenemos lo siguiente: sales de tu casa temprano, o vuelves a ella tarde y…acabas de pisar la caca del perro que el vecino ha sacado a pasear. Veamos, cuesta muchísimo (porque he de pensar que es así), agacharse a recoger el bonito excremento; teniendo en cuenta que parece ser que padecemos un generalizado “dolor de espalda”. Obviamente, esto impide hacer esa actividad tan sana e higiénica para todos. Por otro lado, el derroche ecológico que se produce al usar una tira de papel higiénico, papel de periódico o una pequeña bolsa de plástico, supone al dueño del animal un gasto adicional para su economía. Todo un descalabro.
Si tratamos el tema del tráfico podemos llegar a varias conclusiones. Nuestras calles son lo más parecido al circuito de F1 de Valencia capital. Ruidos, velocidad, aglomeración; elementos que no siempre las personas de mayor edad asimilan. Calles estrechas en las que has de hacer auténtico ejercicio de contorsión para que no te golpee el espejo retrovisor del vehiculo, esquinas que abrazamos (por puro instinto de supervivencia), porque el conductor se sube a la acera para poder girarla. Niños en bicicleta que bajan en sentido contrario por las calles, atropellando a personas. Pasos de peatones en los que prevalece el derecho de paso según tu edad, físico, llevar carro de compra, ir acompañada de niños o perro, tener la suerte de que el conductor sea del pueblo y te conozca; o bien sea forastero y sepa respetar las rayas dibujadas en el asfalto…de lo contrario, mala suerte, no pasas ni en broma. Algo parecido vi hace años en un sketch de dibujos de
Y así tantas cosas…Pau Gasol decía en su último anuncio para una conocida marca lo siguiente:
“Está bien lograr que tu país te admire, pero es mucho mejor lograr que el mundo admire tu país.”
Pues intentemos entre todos lograr que el mundo admire Enguera siempre, no solo por ser el Legado Natural y Cultural que es, sino por todas las personas que han contribuido a ello. Sirva de ejemplo la frase (que se puede leer en la placa homenaje en el paseo de la carretera) de nuestro insigne enguerino Emilio Granero: “porque en Enguera que es mi pueblo, la limpieza es decencia, como lo es el decoro y ambos sinónimos están relacionados con las cosas morales, con el civismo y con el amor por la obra de Dios y de los hombres”. De momento, he optado por copiar este otro:
“Ser Enguerino ya no es una excusa, es una responsabilidad.”